03/06/2024

Francesc Torralba: “El talento que no se da, se pierde para siempre”

La Cátedra Dirección por Misiones de UIC Barcelona organiza el próximo 10 de octubre el 10.º Simposio Empresas con Rostro Humano titulado “Aprendizajes para un futuro con propósito”. Durante la jornada se dirigirá la mirada hacia un futuro con propósito, no considerándolo como algo lejano sino consolidado en el presente y modelado por lecciones aprendidas. 

El Simposio contará con la ponencia, entre otros, del catedrático Francesc Torralba, que hablará sobre el propósito de las organizaciones y sus valores corporativos, así como la autodonación y el propósito personal.

Francesc Torralba es profesor, filósofo y teólogo. Actualmente es director de la Cátedra Ethos de Ética Aplicada en la Universidad Ramon Llull y de la Cátedra de Pensamiento Cristiano del Obispado de Urgell.

¿Por qué es tan importante el propósito en una empresa? 

El propósito de una organización es su razón de ser, la causa final, el argumento de su existencia. Es fundamental expresarlo públicamente y plantearse un objetivo que sea útil y necesario para la sociedad. El propósito es lo que da sentido a una organización, el motivo por el cual existe. Es fundamental que los miembros de la organización lo conozcan y, sobre todo, que deseen hacerlo realidad, aportar su ingenio, talento y esfuerzo para que se haga paulatinamente real. 

Para ello se debe plantear un propósito que, por un lado, active la ilusión, el entusiasmo, pero, por otro, que no sea maximalista, utópico, porque, en tal caso, será muy difícil alcanzarlo y la consecuencia será la frustración colectiva. El trabajo de persuasión es clave en el liderazgo de la organización, pues solo si el propósito es creíble y asumible por parte de la comunidad de personas que la integran, será posible realizarlo. 

¿Existen empresas sin propósito? 

Existen empresas sin propósito definido o bien sin un propósito noble. Cuando el propósito se oculta, o simplemente no se pone de manifiesto, se activan todas las sospechas. Cuando el propósito de una organización es noble, fecundo para la sociedad porque mejora la calidad de vida de los ciudadanos, contribuye a su pleno desarrollo, a la mejora de la sociedad, de la cultura o del medio ambiente, extrañamente se oculta. Un propósito noble activa la ilusión, el anhelo de contribuir a hacerlo realidad y, por ello mismo, es una fuente de sentido y, a la vez, una fuerza motriz para la organización.

¿Cómo se relacionan los valores corporativos de una empresa con su propósito?

Los valores corporativos son los intangibles de una organización. En un lenguaje poético, podríamos decir que constituyen su alma, su naturaleza interior. Para hacer realidad cualquier propósito es indispensable el cultivo de ciertos valores. Los valores corporativos definen el ethos de una organización, su modo de ser, su forma, en un lenguaje aristotélico, mientras que el propósito es su causa final, el objetivo último. Los valores son los pilares de la organización, lo que le confiere una singularidad en el mundo, pero solo si se traduce en prácticas afines a los valores, en un estilo de trabajo que sea fiel a la pirámide axiológica de la organización. 

¿Qué es la autodonación?

“Somos don y estamos hechos para el don”. Esta frase de Joseph Ratzinger en Caritas in veritate da mucho que pensar. Lo que realmente colma la vida humana es la donación, ofrecer a los demás los talentos que uno ha recibido gratuitamente. El talento que no se da, se pierde para siempre. Uno experimenta más felicidad en el dar que no en el recibir. Cuando uno puede dar lo que sabe, lo que domina, a los demás y a través de este don observa que mejora la calidad de vida de los demás, experimenta un estado que denominamos felicidad. Una organización debe ser un ámbito donde poder canalizar esta práctica de la donación. 

¿Cómo influye el propósito personal de cada persona en la sociedad o en el propósito grupal?

La clave del éxito radica en la correspondencia entre el propósito individual y el propósito corporativo. Cuando una persona experimenta pasión por el propósito de la organización, porque se identifica existencialmente con él, no necesita una motivación extrínseca, un sistema de compensaciones y contraprestaciones. Se mueve por sí mismo, tiene el motor en su propio ser. A este motor lo llamamos entusiasmo. 

Entonces toda la actividad fluye de un modo armónico en la organización y no se dan conflictos axiológicos entre el colaborador y la corporación. Para conseguir tal fin, es fundamental discernir correctamente los procesos de admisión de los futuros colaboradores en la organización y verificar esta correspondencia entre el propósito de vida individual y el corporativo.